domingo, 30 de julio de 2017

ENSEÑAR AL JUGADOR A PENSAR.


16 mayo, 2017
FútbolProceso DecisionalToma De Decisiones.

Desde hace unos años, el fútbol se ha caracterizado por englobar dos posturas enfrentadas en cuanto a los métodos de entrenamiento utilizados en el fútbol formativo; mientras una de las posturas defiende un enfoque orientado a la mejora técnica de los jugadores como base, diseñando sesiones caracterizadas por un contexto analítico en el que el jugador encuentra una gran implicación motriz, mejorando así sus gestos técnicos, pero en el que la implicación cognitiva suele verse relegada a un segundo plano, encontramos una postura claramente opuesta, basada en conseguir jugadores que piensen, orientando el proceso hacia sesiones que fomenten la toma de decisiones y que tengan en el desarrollo cognitivo y el aprendizaje comprensivo del deporte su mayor pilar durante el proceso de formación; aquí se pretende enseñar al niño a pensar y la mejora de los gestos técnicos vendrá dada por un aprendizaje en situaciones similares al contexto de competición.

Con el siguiente texto, pretendemos entender cómo se desarrolla el proceso decisional y las características de este, así como su implicación para el entrenamiento. Del mismo modo, reflexionaremos acerca de si realmente lo que debemos de buscar en nuestros programas de entrenamiento es enseñar a que el jugador piense.

EN UN DEPORTE COMPLEJO. EL PROCESO DECISIONAL COMO FENÓMENO NO LÍNEAL
Lo primero que debemos conocer a la hora de planificar un entrenamiento en cualquier deporte son las características de este; así pues, el fútbol nos aboca a un contexto complejo, una realidad cambiante difícil de descifrar. Los participantes se encuentran en un contexto dinámico e impredecible, en un deporte abierto cuya idiosincrasia obliga a una toma de decisiones compleja. Mercé et al. (2007) definen el fútbol como un  “deporte de situación, entendiendo este como aquel que se caracteriza por que la dinámica de juego viene determinada por situaciones cambiantes y por la gran incertidumbre que ocasionan la actuación de compañeros y adversarios. Esta realidad elimina la posibilidad de emitir por parte del jugador respuestas estereotipadas y hace necesaria una constante toma de decisiones individuales y colectivas para adaptar la actuación del jugador/equipo a las necesidades puntuales de cada momento.
Debido a esta incertidumbre sociomotriz implícita, se presenta una nueva concepción del proceso decisional (Guindos, 2015). El proceso de toma de decisiones tradicional, que implicaba cierta linealidad entre los aspectos que influían en él, empieza a quedar algo obsoleto en favor de una nueva concepción donde existen diversos elementos que influyen en ella y que pueden interactuar de diferente forma según el momento. Autores como González-Villora, García y Contreras (2013) consideran que no lo podemos considerar un proceso normativo y lineal, ya que tanto la toma de decisiones como los elementos que influyen en ella  interactúan con los diferentes factores limitantes de cada disciplina deportiva.


 Figura 1. Concepción Proceso Toma de Decisión tradicional vs actual. Guindos (2015)

De este modo, y ante esta nueva concepción, se postula que el mecanismo de decisión se verá influido, entre otras cosas, por el número de respuestas, el tiempo requerido, el nivel de incertidumbre, pero también por otros factores como el nivel técnico y la condición física.

Lago (2010) expone que la toma de decisión tiene que ver con 3 factores: las capacidades propias, la tarea a resolver y las características del entorno. Dentro de las capacidades propias del individuo, existe una serie de procesos cognitivos a los que les corresponde un papel relevante en el mecanismo decisional: la atención, la anticipación y la memoria se convierten en actores principales de la toma de decisión, quizás este último por encima de todos, ya que la toma de decisiones implica la existencia de un conocimiento acumulado (Póveda y Benítez, 2010). Además, no podemos obviar que estos procesos se interrelacionan entre sí; un deportista experto (mayor conocimiento acumulado, relacionado con la memoria) es presumible que tardará menos tiempo en decidir, ya que su enfoque atencional será más eficiente, de ahí la importancia de los procesos cognitivos expuestos anteriormente en la capacidad de decisión.

Todas estas nuevas concepciones sobre la capacidad de decisión surgen debido a que la existencia de acciones de rápida resolución motriz, como en el caso del fútbol, plantea la necesidad de analizar la posibilidad de que nuestro organismo mediante la teoría del procesamiento de la información tradicional (percepción + interpretación + decisión) sea capaz de solucionar dichas situaciones o, por el contrario, requiera otro tipo de mecanismos que permitan el procesamiento de gran cantidad de información en un reducido periodo de tiempo (Guindos, 2015).

Es por ello que, además de las nuevas propuestas acerca del proceso decisional, neurocientíficos como John-Dylan Haynes introducen un nuevo protagonista dentro de este complejo sistema: el inconsciente. Para Haynes, la aparición de la figura del plano inconsciente aclara la eficacia en el tiempo de respuesta  de muchas acciones para las cuales no se dispone de suficiente tiempo para realizar tal interpretación (como se propone en la teoría del procesamiento de la información tradicional); además, este trabajo del plano inconsciente conlleva el ahorro de procesamiento de información a nuestro plano consciente. Se trata de un atajo del cerebro para anticiparse a situaciones que se van dando durante el juego, y solo sucede cuando el jugador ya ha experimentado una situación similar en algún otro momento, la cual se grabó en su subconsciente y pasó a convertirse en un hábito para él.

JOHN-DYLAN HAYNES “La mayoría de las decisiones son tomadas en la parte inconsciente de nuestro cerebro, mucho antes incluso de que los seres humanos seamos conscientes de ellas”

La neurociencia afirma que las situaciones más complejas que nos encontramos las solucionamos de manera inconsciente, ya que es posible que si durante una situación compleja como las que un futbolista se encuentra durante el transcurso de un partido se produjera una toma de decisión de forma consciente, se tardaría mucho tiempo en decidir, un tiempo del que no se suele disponer en este deporte; el futbolista rara vez dispone de tiempo para pensar, o al menos de manera consciente. En este sentido, algunos futbolistas también han aludido a estas respuestas inconscientes durante el transcurso del encuentro. Thiago Alcántara, en una entrevista concedida al periódico El País nos dejaba las siguientes reflexiones:
“Antes pensaba que podía arriesgar más. Pensaba: ‘aquí regateo y seguro que el pase va a entrar bien’. Y lo hacía. Hoy en día pienso de otro modo. Digo: ‘lo voy a hacer, sé que lo voy a regatear, sé que el pase va a entrar pero es que tengo otra opción más simple’. Esa la vas ganando con el tiempo. Optas. Dependiendo de la zona del campo. Dices: ‘aquí me toca regatear’. Pero eso no se razona. Surge naturalmente. Mi cabeza está más rápida. Lo siento así. Mi fútbol es así. Intento ver las situaciones antes de que ocurran”.

“Engañar con una sola pierna sería complicado. Si tienes pierna derecha, bien, si tienes izquierda mejor. Tener las dos es fundamental para todo: para finalizar, para pasar y para robar balones. Un futbolista ambidiestro es una mina de oro para el juego. Porque si yo quiero regatear con la derecha la izquierda tiene que ser muy fuerte y rápida para poder apoyar y salir. Pero no lo piensas. A base de practicar se te van quedando cosas

LEO MESSI “Nunca pienso lo que haré, juego como me sale, es inspiración”

Tras todo lo expuesto en este apartado nos podría surgir la duda; entonces, ¿podemos entrenar la toma de decisión? Vamos a aportar ahora nuestra visión sobre el papel del entrenamiento en la mejora de la toma de decisiones.

INTENTANDO DESCIFRAR EL PUZZLE. DEL  JUEGO AL ENTRENAMIENTO DEL INCONSCIENTE
Llegados a este punto, lo primero que no podemos pasar por alto es que el jugador podría aprender muchas de las habilidades propias del juego sin la ayuda de nadie, por  lo que nuestra intervención se orientará a intentar facilitarle dicho proceso de adquisición, potenciando procesos mediante los cuales el jugador aprendería por sí solo, contribuyendo (indirectamente) así en su aprendizaje (Lago, 2010). Bien es cierto que algunos jugadores, tal vez, no llegarían a encontrar respuestas a ciertas situaciones por  sí solos sin la ayuda del entrenador, de ahí la importancia del principio de individualización en el entrenamiento; nos encontraremos con jugadores que necesiten que se  les enseñe las soluciones  que no saben sacar por sí mismos. Al respecto, Marcelo Bielsa nos advierte de que “la no intervención exige un escenario general que ya no es frecuente”, y ese va a ser uno de los primeros escenarios que el entrenamiento deberá cumplir.
Bielsa nos habla de que se está perdiendo la formación silvestre como él la apoda; cada vez son menos los niños que juegan en la calle, se ha cambiado el balón por las tablets, se hace más difícil alcanzar la famosa regla de las 10000 horas, ya no se percibe esa pasión por jugar muchas horas para poder desarrollar lo que la genética les puede  dar. Es por ello que el principal escenario que debemos de encontrar en el entrenamiento es el propio JUEGO; tanto los niños como los menos niños necesitan jugar, es eso lo que les mueve, la manera por la cual seguramente se engancharon a este deporte. A partir de este escenario, debemos de tener en cuenta una serie de elementos que pueden enriquecer nuestra práctica en busca del desarrollo de la capacidad decisional del jugador.

Para favorecer la toma de decisiones, deberemos plantear situaciones donde el jugar sea el elemento clave y donde el jugador deba definir una solución mental al problema que se le plantee y elegir la acción motriz que solucionará dicho problema; para que el jugador sea capaz de detectar la información relevante, deberá actuar y explorar el contexto (Araujo et al., 2011). Es decir, es  vital crear tareas que contengan las características de la lógica interna del fútbol (sobre todo en cuanto a compañeros y adversarios) y donde pueda haber una proceso de toma de decisión por parte del jugador; el hecho de trabajar con circuitos entre conos, carreras continuas, desplazamientos con balón alrededor del campo donde solo debo estar pendiente de que no se me escape, quizá me sirva de poco en mi afán de desarrollar la capacidad de decidir de mis jugadores. En definitiva, replicar  el juego y dejar que vayan surgiendo situaciones que lleven al jugador a decidir debería ser nuestro primer paso; que el jugador encuentre similitud entre el entrenamiento y lo que sucederá en competición favorecerá el proceso decisional, parece simple ¿no?

Por otra parte, las situaciones que creemos en nuestros entrenamientos, además de ser representativas del deporte, deberán permitir una gran variedad de comportamientos, lo que facilitará que durante la exploración del contexto por parte del jugador este llegue a seleccionar la información más relevante. Exponer al futbolista a situaciones de mayor aleatoriedad y complejidad les permitirá aprender de forma inherente cómo analizar la información y darle un mejor  uso; al final de todo el proceso, este tipo de tareas, le enseñará al jugador a tomar decisiones sin pensar. Aunque muchos autores abogan por conocer todas las situaciones de juego, la realidad es que hay pocas situaciones idénticas durante un partido de fútbol; sería demasiado pretencioso intentar que el jugador conociera todas las situaciones que se pueden llegar a dar en un partido, además de por la complejidad del deporte, por el tiempo que ello conllevaría, por lo que introducir la variabilidad de contextos y conductas durante nuestras sesiones favorecerá la toma de decisión.

Uno de los aspectos más importantes durante el proceso de entrenamiento será el feedback que el jugador reciba por parte del entrenador. Así pues, se debe tener una preocupación especial por las correcciones y la retroalimentación que se le da al jugador tras su actuación, ya que esto tendrá influencia en los comportamientos futuros de este en función de la forma y contenido que se le haya transmitido y del momento en el que se haya producido. En este sentido, habrá que estar atento al aspecto emocional cuando se refuerza o corrige al jugador cuando está dando una respuesta a un problema surgido durante el juego, ya que frente a situaciones puntuales, el cuerpo otorgará una señal en función de las experiencias anteriores, algo que sin duda puede influir en el proceso decisional del jugador (Guindos, 2015).

El feedback otorgado al jugador le deberá permitir focalizar la atención en los aspectos relevantes de la tarea, además de encaminarlo hacia un proceso de reflexión propia postcompetición, lo que posiblemente conllevará a una mejora de las habilidades interpretativas (Lago, 2010). Como apreciamos en la imagen que nos muestra las fases de la ejecución motriz de los deportistas, toda consecuencia objetiva tendrá una valoración subjetiva de las consecuencias, y esta se verá enormemente influida por el feedback recibido.


Figura 2. Fases de la ejecución motriz del deportista. Lago (2010)

Por último, debido a la importancia que, cada vez más, se le otorga al inconsciente, no podemos dejarlo de lado en nuestros programas de entrenamiento. En situaciones que exigen una decisión rápida, como en el caso del fútbol, hemos visto que incluso primero se actúa como una especie de automatismo y después, la decisión tomada pasa al plano consciente; este planteamiento, surgido de la neurociencia, nos obliga a entrenar el inconsciente y a facilitar al jugador que haga referencia a las experiencias semejantes vividas para que su capacidad decisional sea más eficaz. Es importante que el jugador vivencie situaciones de juego específicas, ya que adquirirá una serie de hábitos que serán almacenados en su cerebro de forma inconsciente, y que serán transmitidos posteriormente de forma espontánea a las situaciones que se le presenten en la competición; la percepción del jugador está condicionada por experiencias previas, por lo que la vivencia de estas situaciones simuladoras podrá, tal y como afirma Guindos (2015), “generar patrones de actuación eficaces en el inconsciente”.

De este modo, el hecho de que encontremos maneras creativas de desarrollar en nuestras sesiones una práctica repetitiva de las situaciones sugeridas al principio de este apartado provocará que, al final, la toma de decisiones surja como algo automático, haciendo de lo consciente algo inconsciente.

PEDRO GÓMEZ “¿Es posible estimular el subconsciente de alguna manera? ¿podemos ampliar el abanico de respuestas inconscientes que nuestro cerebro propone? Entiendo que la utilización de situaciones reales de juego, en las que el jugador conviva con problemas similares a los encontrados durante la competición, enriquece el bagaje emotivo experimental de éste, aumentando así el número de anclajes a los que nuestro inconsciente podrá echar mano cuando se encuentre en apuros”

¿ENSEÑAR AL JUGADOR A PENSAR? REDEFINIENDO EL CONCEPTO
A los que dicen que al jugador hay que enseñarle a pensar, en mi humilde opinión, les diría que el jugador debe acumular experiencias, debe jugar. Por ello, no creo que seamos nosotros los que les tengamos que enseñar a pensar sino los que, como mucho, debamos ayudarles a pensar, o en todo caso, facilitarles el proceso para que piensen. O mejor, que lo hagan sin pensar.

Por eso, creo que deberíamos redefinir este concepto, hacer al jugador el centro del proceso y no concebirlo como un mero recipiente al que vaciar conocimientos; el fútbol es (y seguirá siendo) de los jugadores, y ellos deberán ser los que creen y saquen sus propios comportamientos, sus propias habilidades a relucir, los que vayan moldeando esa capacidad decisional mientras nosotros nos convertimos, como diría Óscar Cano, en facilitadores de contextos.

Mientras muchos abogan por enseñar al jugador a pensar, yo seguiré disfrutando que sean ellos los que me enseñen a mí.

ÓSCAR CANO “La idea no parte nunca del artesano, sino que parte del objeto que quiere moldear o modular. El concepto de artesanía como parte constructora de procesos o de formación está mal planteado porque parece que el conocimiento le pertenece al propio entrenador (…) La parte artesanal en la formación futbolística tiene que ver con descubrir realmente lo que son los chicos y no impedir que sean lo que son”
 Xavi Aguilar
@traslalineadcal

Material Bibliográfico
 Alcántara, T. (11 de Abril de 2017). (D. Torres, Entrevistador). Entrevista El País. http://deportes.elpais.com/deportes/2017/04/10/actualidad/1491859925_599491.html
Araújo, D., Travassos, B., Torrents, C., & Vives, M. (2011). La toma de decisiones en el deporte escolar. Un ejemplo aplicado al fútbol. Innovació en Educació Física (IN & EF) , 1-7.
Gómez, P. (2014). El fútbol ¡NO! es así. Barcelona: FútbolDLibro.
González-Villora, S., García, L. M., & Contreras, O. (2013). Evolución de la toma de decisiones y la habilidad técnica en el fútbol. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte .
Guindos, D. (2015). Construcción metodológica del modelo de juego. Nadie sabe nada. Una visión sistémica. Barcelona: Fútbol De Libro.
Lago Peñas, C. (2010). La toma de decisión desde la perspectiva de los sistemas complejos. La influencia de variables contextuales de la competición en el comportamiento de los jugadores en los deportes de equipo. En La táctica deportiva y la toma de decisiones.
Mercé, J., Mundina, J., García, R., Yagüe, J. M., & González, L.-M. (2007). Estudio de un modelo para los procesos cognitivos en jugadores de fútbol de edades comprendidas entre 8 y 12 años. EFDeportes. Revista Digital .
Póveda Leal, J., & Benítez Sillero, J. d. (2010). Fundamentos teóricos y aplicación práctica de la toma de decisiones en el deporte. e-balonmano.com: Revista de Ciencias del Deporte , 101-110.


Excelente, gran desafío para los entrenadores o “facilitadores de contextos”. Estas propuestas llevan a la formación completa del entrenador, capacitado para leer al jugador, diseñar actividades que generen contextos adecuados, tener la capacidad humana de poder entregar buenos feedback y retroalimentar el contexto de aprendizaje en forma continua!!!
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German Fernandez , 1 junio, 2017


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