martes, 28 de julio de 2015

BENÍTEZ, MOURINHO Y LOS CAMINOS DEL ÉXITO. Por Alberto Egea.


Analizamos las diferentes formas de entender la gestión de un equipo
Posted on julio 28, 2015 por Alberto Egea en Opinión
Foto: La Vanguardia

Es solo un método, uno de los infinitos caminos al éxito, pero se comercia como panacea cuando se gana y como arma arrojadiza cuando se pierde. Su forma y la contraria: la dosificación mayor o menor de los miembros de una plantilla a lo largo de una temporada. Rotar y no rotar. Se dijo del último Madrid que Ancelotti había terminado por quemar a ciertos jugadores que apenas habían tenido descanso a lo largo de la temporada; de la misma forma que se dirá cuando atraviese el primer bache, que el Madrid de Benítez acusa una falta de estructura reconocible, un déficit en el acoplamiento de las piezas, producto de las rotaciones.

Raymond Verheijen identifica el problema de la fatiga en el último tramo de la temporada con el erróneo objetivo de las pretemporadas y la sobrecarga que conllevan.
El holandés Raymond Verheijen, preparador físico con Hiddink y Rijkaard entre otros y gran conocedor de la periodización táctica, identifica el problema de la fatiga en el último tramo de la temporada, no con la acumulación de partidos sino con el erróneo objetivo de las pretemporadas y la sobrecarga que ellas conllevan en una gran parte de los equipos de élite: “El objetivo más importante de la pretemporada es que los jugadores pueden desarrollar un entendimiento entre ellos, un aprender a comunicarse de forma verbal y no verbal. Para alcanzar ese objetivo se necesita de todos los jugadores, por lo que es imprescindible evitar lesiones, que son el mayor obstáculo para el desarrollo de un equipo. Es la última cosa que queremos. Desafortunadamente lo que se ve normalmente es una gran cantidad de entrenadores que sobreentrenan a sus jugadores con sesiones dobles o triples, desarrollando una fatiga de la que es imposible recuperarse entre sesión y sesión, lo que conlleva a iniciar las siguientes sesiones mientras el jugador está todavía tratando de recuperarse. Si sigues haciendo esto día tras día, semana tras semana en la pretemporada, la fatiga se acumula y las lesiones se vuelven más probables. Así que la única cosa que debemos evitar en la pretemporada es la acumulación de fatiga. Al hacer esto se reducirá el riesgo de lesiones de manera significativa, permitirá al entrenador jugar con su once titular más fuerte más a menudo y la plantilla desarrollará la comunicación interna y el trabajo en equipo”.

Verheijen, polémico por atacar de forma constante –las estadísticas de lesiones musculares le dan la razón– los métodos de Arsenal y Manchester United en los últimos tiempos –los considera arcaicos, fruto de la ignorancia de técnicos que acuden a preparadores físicos que nada tienen que ver con el fútbol de forma específica–, pone al cuerpo técnico del Chelsea como modelo a imitar en este aspecto: “José Mourinho y Rui Faria tienen un profundo conocimiento de la periodización, algo que contrasta profundamente con otros entrenadores. En segundo lugar, tienen un enfoque específico de fútbol que permite desarrollar la aptitud física como una parte integrada en ese fútbol. Mourinho no hace ningún tipo de formación aislada, todo es parte del juego. ​​Es por eso que Mourinho y el Chelsea lo están haciendo tan bien. Ellos pueden jugar y entrenar con el mismo once casi todos los días y como resultado el equipo puede desarrollar una buena comunicación y lograr un entendimiento que sólo aumenta sus posibilidades de ganar trofeos”. Jugando con un once titular ‘fijo’ –los once jugadores sumaron más de 2.000 minutos en Premier, mientras que el suplente con más minutos (Ramires) no pasó de 1.100–, el Chelsea perdió 4 de los 54 partidos oficiales que disputó en la pasada temporada –uno de ellos siendo ya campeón– y firmó 11 victorias y 4 empates en los 15 partidos de Premier anteriores a proclamarse campeón. Números que corroboran las palabras de Verheijen.

Rafa Benítez (licenciado en INEF) entiende la preparación de forma similar en el aspecto de focalizar las tareas en torno a lo que demanda el juego y la hace depender de dos factores: la demarcación (“cada una solicita demandas energéticas distintas”) y el estilo de juego (“las necesidades de un equipo que juega presionando de forma continua no son las mismas que las de uno que juega con repliegue intensivo y saliendo al contraataque”). Los entrenamientos de Rafa Benítez se diferencian en que tienen un 20% de trabajo sin balón que él mismo define como el complemento necesario que necesita el jugador en cada momento, asegurándonos de que esto no va a perjudicar o empobrecer el resto de tareas, algo que explica que en su caso no todos los jugadores realicen todas las tareas juntos.

Diferentes modos de preparación, con la mayoría de puntos básicos en común y con una coherencia absoluta en relación con los objetivos a satisfacer. Sin embargo, en cuanto a forma de gestionar la plantilla se refiere, Mourinho apuesta por un bloque base –que dependiendo de la calidad de la plantilla puede involucrar a más o menos jugadores–,mientras que Benítez desarrolla un estudiado método de rotaciones que entiende como la mejor forma de maximizar el potencial de cada jugador a largo plazo. La filosofía de Mourinho en este apartado se puede resumir con unas declaraciones suyas al diario The Telegraph en 2006 (en su segunda temporada en el Chelsea): “En este momento, tenemos nueve jugadores intocables por la forma en que juegan. El primer día les dije a los jugadores: ‘No vengan a llamar a la puerta de mi oficina. No hablen conmigo sobre por qué juego o por qué no juego. No envíen a sus amigos para hablar con la prensa y contar esto o aquello. Muéstrenme. Os prometo que juegan los mejores jugadores’. Es fácil seleccionar un once cuando sólo valoras el cómo se comportan en el terreno de juego”. 

Con Mourinho juegan los que mejor interpretan su idea en cada momento. Rendimiento como criterio de elección.

Aquí el método de Benítez exige alejarse de Mourinho. Rafa busca el protagonismo principal del máximo número de integrantes de la plantilla como dinámica de trabajo, fórmula que en sus mejores equipos le ha propiciado unos resultados espectaculares en el tramo final de temporada. Los estandartes de su idea no son jugadores determinados sino el grupo de forma global. Para ponerlo en perspectiva, decir que en las dos Ligas que ganó Benítez con el Valencia hubo 17 (en 2001/02) y 16 jugadores (en 2003/04) que superaron los 1.100 minutos en Liga que acumuló el 12º jugador con más minutos en el Chelsea campeón en 2014/15.

No es lo mismo un 4-2-3-1 con Arbeloa y Coentrao en los laterales que hacerlo con Danilo Y Marcelo, ni un doble pivote formado por Kroos y Modric que en uno en el que entre Casemiro.

Esta forma de rotar con escuadra y cartabón demanda para ser productiva que no exista en la plantilla una diferencia de calidad exagerada entre jugadores de la misma demarcación. Es decir, que la dosificación de un jugador determinado no condicione el buen funcionamiento del equipo por la diferencia de nivel con su sustituto. 

En este aspecto y a falta de los pequeños flecos que le queden por cerrar al Madrid, Benítez tiene a su disposición una plantilla de ensueño. Otro aspecto positivo del sistema de rotaciones tiene que ver con el quebradero de cabeza que supone para el técnico rival el no saber a qué equipo va a enfrentar. Con semejante plantilla, Benítez podrá ser impredecible no solo desde el cambio de sistema sino desde el perfil de futbolista –el fútbol es de los jugadores–, dado que no es lo mismo un 4-2-3-1 con Arbeloa y Coentrao en los laterales que con DaniloMarcelo; ni un doble pivote formado por Kroos y Modric o uno en el que entre Casemiro; ni un Cheryshev jugando en la izquierda a pierna natural o un Cristiano dibujando diagonales desde el mismo sector. En el debe de esta manera de gestionar la plantilla quizá quede la desmotivación que puede generar el ver cómo vaciarte en los entrenamientos o saberte superior al compañero con el que peleas el puesto puede no ser suficiente para ser un fijo en el once. Es tarea del entrenador convencer al colectivo de que esa dinámica de grupo es beneficiosa, algo muy difícil de conseguir con grandes jugadores que necesitan de los números para pelear trofeos individuales.

El hincha del Madrid se encontrará con un escenario distinto a lo vivido en los últimos tiempos. Cierto que la calidad de sus jugadores y el esfuerzo de Benítez por amoldarse a su naturaleza harán del Madrid un equipo menos rígido que los que acostumbra el técnico madrileño, pero bien hará el madridismo –en especial el que solo entiende el espectáculo desde el monopolio de la pelota y la acumulación de talento en ataque a cualquier precio– en tener paciencia, en entender que no siempre que vaya al Bernabéu va a ver a todos sus ídolos, en reeducar su paladar futbolístico a partir de la táctica, en leer al equipo de Ecos del Balón y en intentar entender los porqués en ese periodo de tiempo que va a llevar a Benítez el pulir esos automatismos en defensa y en ataque que sienten las bases del orden y el equilibrio que caracterizaron sus mejores obras.


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