viernes, 20 de febrero de 2015

UN ENTRENADOR ES


 …LO QUE SUS JUGADORES; CON SU PROTAGONISMO; QUIEREN QUE SEA”.
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El fútbol lo podemos observar con ojos de aficionado o con ojos de entrenador. Si queremos lo segundo, debemos realizar una lectura totalmente distinta de lo que estamos viendo.
El juego tiene "focos" de acción donde ocurren cosas y en donde los jugadores tienen un "rol" determinado que desempeñar.
En función de ese "rol" las tomas de decisión que se producen serán de una u otra manera.
Si lo llevamos al entrenamiento debemos de ser conscientes de trasladar esto a nuestros jugadores.   Tito Ramallo/.
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Muchas veces se dice, que cuando los entrenadores pensamos en nuestro equipo a nivel colectivo, nos saltamos las fases de los duelos individuales y grupales, que realmente darán sentido a nuestro juego colectivo.
Cuántas veces hemos entrado en un vestuario en el descanso de un partido y no entendemos el por qué no está jugando el equipo como queríamos, sin atender a la resolución de los duelos individuales y grupales, que podrían resolver parte de ese problema.
Por ejemplo, les decimos a nuestros jugadores, que no tenemos el balón, que no lo jugamos con criterio y sin embargo no analizamos los emparejamientos individuales y grupales por parcelas, qué sucede en el duelo de la parcela central, qué sucede en el duelo de las parejas verticales en banda y así analizando los combates zonales, entiendes muchas veces lo que concluye a nivel colectivo.
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Para el entrenamiento táctico de este tipo de trabajo, lo primero que hay que realizar es un análisis de los rivales, qué te vas a encontrar en cada parcela y oponerlos mentalmente a tus futbolistas, simular situaciones posibles y pasar a entrenarlas en función de los principios que definen tu modelo de juego en esas parcelas.
Siempre me gusta informar a mis futbolistas sobre lo que se van a encontrar a nivel colectivo del rival, pero también hablarles de los duelos en los que se van a batir, así como de las sociedades que se pueden encontrar.
Una vez analizadas las situaciones a nivel teórico, pasaremos a exponer su trabajo en el entrenamiento de campo.        Tito Ramallo/.
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Algunos equipos, clubes o plantilla de jugadores,  tienen la capacidad natural o aprendida, de variar o alternar las propuestas de juego, estilo o disposición inicial de los futbolistas para aspirar a competir en un partido o eliminatoria.
 ¿Cuál es el aspecto determinante, para poder adquirir esa capacidad de adaptación sistemática o conceptual?
¿Todos los equipos pueden aspirar a ello? ¿De qué depende?

 Partimos de la idea de que el futbolista es el protagonista, producto de sus relaciones naturales con el juego, de sus acciones técnico – tácticas, tanto en contexto individual como colectivo, que genera conexiones espontáneas, que en muchas ocasiones orienta a los entrenadores, a ser meramente guías o generadores de contextos favorables.

 Pero ¿qué contextos son favorables para un equipo u otro?
 Ello depende en gran medida del perfil de futbolista que tengas en plantilla, que tipo de compañeros, tareas de entrenamientos, propuesta de juego, e identidad del club y contexto histórico…
Hablamos de que el protagonista es el futbolista, pero los entrenadores tenemos un papel decisivo en el rendimiento del colectivo, y por ende, individual.

Desde el momento en que el entrenador, decide que futbolistas juegan, donde, junto a quien, y distribuye al futbolista, se esta condicionando el devenir de un partido que a posteriori, maximizaran y harán positivo los propios futbolistas con sus atributos y facultades naturales.

Para obtener un rendimiento de máximo nivel, se requiere la capacidad de interpretar contextos de juego, siempre favorables para que tus futbolistas expongan todo aquello que llevan dentro” talento”, y no alterar demasiado la lógica interna del juego y sus posibilidades.

 No cabe duda, que existen equipos con mayor facilidad de adaptarse a lo que la situación del juego demanda, todo ello derivado de la interpretación cualitativa del juego de los futbolistas que poseen, y otros equipos, necesitan mayor tiempo de análisis conceptual para ajustarse a las demandas del partido, pero que al mismo tiempo, ese mismo equipo, es posible que no necesite hacerlo, porque son realmente buenos y eficientes con sus planteamientos y tienen el privilegio de ser protagonistas del juego y del partido sin tener que sufrir grandes modificaciones.

 Lo que demanda el juego, en cada situación del partido, ya sea competitivo o sesión de entrenamiento, se adquiere a través de la interpretación individual y colectiva, del futbolista, derivada de la  ”toma de decisiones “.
 Dicho proceso exige un  “eficiente ” y  ”eficaz “,   proceso de análisis del flujo de información lo más real posible, procedente del entorno y la tarea del juego ( partido ), ya que no se reduce el éxito o fracaso en las acciones a experiencias mentales sino también comportamentales.

 Además en un deporte colectivo como el fútbol, se exige, analizar los movimientos del oponente, con la gran variabilidad de posibilidades existentes, que obligan a reajustar permanentemente, las posibles decisiones o acciones, comparándolo con experiencias anteriormente vividas.

 A continuación, el cerebro en un proceso selectivo extraordinariamente rápido, selecciona el programa de acciones, previamente almacenadas, para después programar la respuesta adecuada y su consiguiente ejecución.
 Todo este proceso, sin embargo, es un orden ´lógico, dentro la inexistencia de la lógica en el deporte, y que ni mucho menos garantiza el éxito, sino que el resultado positivo de una acción u otra, depende en gran medida del talento y naturaleza !
 DAVID MARTINEZ./ Twitter : @davidmart88
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Entrenadores leen, piensan e intentan llevar a la práctica las palabras del reconocido Paco Seirul.lo: "Creo que es imposible, como se pretende, que en un mes de entrenamiento se llene el tanque de un futbolista para toda la temporada. Imposible. Y los preparadores tenemos que flagelarnos porque le dimos demasiada importancia a la pretemporada".

“Hacer entrenamiento triples durante toda una semana es malo para los jugadores. Sólo consigues fatigarlos y que lo estén pagando durante los primeros cinco partidos de Liga. Para mí es mejor prepararse para el primero.

Exclusivamente. Y luego para el segundo. No se puede realizar una pretemporada entrenando dos semanas seguidas en tres turnos sin tocar el balón. Perjudica y no es útil. Si quieres jugar con calidad y rendir a gran nivel, debes trabajar cualitativamente y para hacerlo no debes cargar cantidades de entrenamiento”.
Ninguna fórmula es mágica y cada entrenador decide su manera. La cultura y el hábito por el esfuerzo físico en enero sigue siendo muy importante para los jugadores. “Me lo exigen, yo quiero que toquen más el balón pero ellos vienen preparados para gastarse físicamente y hacer sprints todo el tiempo”, sostiene un entrenador del fútbol argentino ejerciendo en la actualidad.
Matías Manna/.
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El papel del entrenador.
Clásicamente se ha entendido al entrenador cómo el cerebro del proceso de entrenamiento en lo que se refiere a cuál es el centro de este proceso de entrenamiento, presuponiéndose el conocer de las soluciones idóneas a las situaciones que propone a sus discípulos, a la vez que se entendía al deportista cómo una máquina equipada con un procesador central (cerebro) en relación jerarquizada con el resto de estructuras. Por todo esto el entrenador era el encargado de seleccionar los estímulos de entrenamiento, para que los jugadores reproduzcan el modelo, consiguiendo así las respuestas esperadas por el entrenador (Balagué y Torrents, 2005).

Cómo los "outputs" deben estar en concordancia con los programas preestablecidos por el entrenador, y se considera sólo la existencia de una respuesta correcta (bien sea a nivel técnico, táctica, etc.), cualquier desviación del modelo preestablecido será considerado un error (Balagué y Torrents, 2005). Sin embargo, con la incorporación de esta nueva perspectiva sistémica del entrenamiento esa relación jerárquica se ve obsoleta, y se empieza a entender al entrenador cómo un condicionante más que interactúa con el jugador. En base a la propuesta de Balagué y Torrents (2005) sobre la nueva perspectiva del entrenador y su relación con el deportista, podríamos decir que el entrenador debería acompañar al jugador en el proceso de entrenamiento para seguir sus evoluciones y evaluarlas para interactuar constantemente con él y modificar su plan de entrenamiento en función de cómo este influye en el rendimiento y en la auto - organización del jugador, al igual que lo hace con la organización de los jugadores, dando lugar al modelo de juego. El entrenador además entiende a cada jugador desde su individualidad, comprendiendo que no hay un modelo ideal, sino que cada jugador y cada equipo deberá construir su propio modelo ideal.

Además cómo ya hemos mencionado, el entrenador debe aprender del jugador y del equipo, y de acuerdo con esos aprendizajes e interacciones modificar sus planes iniciales de entrenamiento. El entrenador será el responsable de desestabilizar al jugador y al equipo para que actúen lejos de sus estado de equilibrio para que accedan a estados superiores de forma, pero a la vez deberá vigilar que este desequilibrio no influya negativamente en la conducta del sistema, teniendo en cuenta que la modificación de uno de los atractores del sistema no sólo supondrá la modificación de este atractor sino que implicará también una modificación en toda la dinámica intrínseca del sistema. El entrenador será el encargado de identificar las necesidades del equipo, para seleccionar sobre qué contenidos debe hacer especial énfasis el proceso de entrenamiento y mejorar así el estado de forma del equipo.

Así pues, el entrenador deja de ser entendido como la "quinta esencia" del rendimiento, y tal cómo dice Juanma Lillo (2010), el entrenador no es más que el facilitador del rendimiento y de ciertos comportamientos en los jugadores.
Rafel Pol/. 

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