domingo, 10 de junio de 2012

PROFESIÓN BANDIDO

PROFESIÓN BANDIDO.
                                           
Hace años los villanos tenían ojos  sangrantes, cicatrices pronunciadas o caras peludas. Luego, con el tiempo, la maldad se disfrazó de emprendedores empresarios que esquilmaban o en bancos o en instituciones. Hoy, el malo, el perverso, está en los cargos de los entrenadores de fútbol.

Profesionales del miedo, del riesgo, con las turbas al acecho… y hasta criminales. Son jefes de ejército, a quiénes llaman sus dirigidos, o sus alumnos, sometidos caprichosamente a los estados de ánimo de su tropa, a los humores y conciencias de quiénes dirigen los partidos, a sus medidas de choque para evitar el abismo de la derrota y, por qué no, rehenes de decisiones y sustituciones.

Son los entrenadores de fútbol, una profesión que da miedo, que vive en latente peligro. Hay una extraña razón por la cual en los medios de comunicación y en las tribunas, el realce ante un triunfo, se le evita a quién lo consigue desde el cargo de Director Técnico, pero un error suyo se le enrostra con crueldad excesiva, hasta señalarlo como culpable y hasta declararlo delincuente. Es esa maldad surrealista que tiene el fútbol.

Bailan los entrenadores un vals macabro, son expertos en el insulto, a veces se convierten, por necesidad, en juguetes de sus dueños, arquitectos de un juego que los acerca a los infiernos.

Cuando ganan viven una bella confusión, con halagos pasajeros. Cuando pierden son una tentadora invitación al atropello, al insulto, a la reacción del colectivo herido, inducido por el periodismo, que aturdido por el cálculo de beneficios en la tabla, los ve como chatarra.

Son muchos los entrenadores emprendedores y revolucionarios que se mueven por dentro o en la periferia del sistema futbolero, enganchando tácticas y estrategias en el juego, con ambiciones de cambio, con claras posiciones de eruditos vanguardistas.

Son, otros transgresores, ignorantes, pendencieros insoportables, focos de conflictos públicos, mensajeros para tiempos de guerra, insufrible mal ejemplo para los hinchas. Encasillo, entre estos últimos, a los emperadores de estómago o de bolsillo.

No puede por un acierto, un director  técnico ser un héroe; tampoco convertirse en un villano, con apertura de expedientes criminales por un fallo. No puede ser siempre el malo del proceso y mucho menos cuando ha atesorado títulos. Un entrenador provoca adhesiones firmes o rechazos rotundos. Un entrenador está a un peldaño del elogio exagerado o del insulto, porque viaja entre halagos y vulgares improperios. Un entrenador está en la lista de los elegidos o en aquella de los conductores malditos.

Un entrenador de fútbol puede ser el maestro de maestros o un cuentista peleonero de mierda.
                                                      Esteban Jaramillo Osorio- periodista colombiano.

“No permitan que el fracaso les deteriore la autoestima. Cuando ganás, el mensaje de admiración es tan confuso, estimula tanto el amor hacia uno mismo que todo eso deforma mucho. Y cuando perdés, sucede todo lo contrario; hay una tendencia morbosa a desprestigiarte, a ofenderte, solo porque perdiste. En cualquier tarea se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos utilizados, eso sí es lo importante.
Lo importante es el tránsito, la dignidad con que recorrí el camino en la búsqueda del objetivo”.
                                                                       Marcelo Bielsa- entrenador argentino.

“Nunca me dejé tentar por los elogios. Los elogios en el fútbol son de una hipocresía absoluta. El fútbol está concebido así, tiene que haber o una gran alegría o una gran tristeza. Derrota o victoria, sangre o aplauso son valores muy caros al ser humano. Entonces, en el fracaso sufro mucho la injusticia del trato, no logré nunca dominar eso. Siempre sufro mucho cuando perdemos y cuando soy maltratado, pero sí logre no creerme la duración del éxito. Como no se revisa por qué ganaste, da lo mismo, te adulan por haber ganado y no porque mereciste ganar, por el recurso con el que ganaste. Entonces tuve claro siempre que esa franela, porque ese es el término, es impostora”.
                                                                         Marcelo Bielsa- entrenador argentino.

“Es más importante la conquista de la gloria … que la gloria de la conquista. Ahí, en ese viaje, radica el verdadero aprendizaje. Ahí está realmente el éxito”.

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