viernes, 29 de junio de 2012

PEP GUARDIOLA SU FILOSOFÍA I

PEP GUARDIOLA SU FILOSOFÍA.   I

Llegó a mis manos un libro que  recomiendo a todos aquellos que hemos seguido de cerca con profundidad, admiración y respeto, los años en que Pep Guardiola  dirigió al Barcelona de España. Ha revolucionado al mundo del fútbol con una filosofía sencilla pero efectiva. Ha destilado una fórmula de éxito diario en la que juegan ingredientes como la pasión, la autoexigencia, la rapidez mental, el orden y la empatía con el entorno inmediato.  

EL EFECTO GUARDIOLA desvela los secretos del entrenador del F.C. Barcelona para enfrentarnos a la liga cotidiana que cada lector debe jugar…para ganar.
Algunos apartes que me gustaron los comparto con todos ustedes.

El arte de la prudencia:
“El hombre cauto jamás deplora el mal presente; emplea el presente en prevenir aflicciones futuras”. Guardiola es prudente.
El entrenador barcelonista demuestra día a día que lo mejor es ganar las pequeñas batallas que nos presenta la vida con la prudencia como bandera. Cuando la suerte viene de cara y los resultados obtenidos son positivos, no hay que lanzar cohetes. Con un discurso medido, hay que apelar al compromiso, al trabajo y al esfuerzo para no quedar como unos completos prepotentes en caso de que las cosas no salgan tal como estaban previstas; por ejemplo perder un partido ante un rival considerado pequeño.
Y es que el que se cree demasiado bueno únicamente conseguirá fracasar: su ego será tan grande que bajará la guardia y no logrará triunfar.

Saber expresarse asertivamente:
No siempre hay que estar de acuerdo con todo el mundo: cada uno tiene su visión de las cosas y no hay que tener miedo a llevarle la contraria a alguien si consideramos que tenemos razón. Eso sí, siempre desde el respeto y sin ofender a nadie.

Sir Alex Ferguson:
Al llegar al nuevo vestuario, gritó a modo de saludo. “Esto no puede seguir así”. Se encontró con un equipo plagado de jugadores alicaídos que bebían demasiado, pero logró imponer su disciplina: prohibió el alcohol, impuso ciertas normas de conducta.  Impuso una multa a Wayne Rooney de treinta mil euros (su salario semanal) y el jugador tuvo que someterse a un entrenamiento especial porque no rindió como siempre tras una fiesta nocturna.
Hay que organizar estos egos, estas personalidades y motivar a quienes lo tienen todo. Esta parte del trabajo es esencial.

Marcelo Bielsa:
Según narra David Trueba, presente en la conversación, debatieron acaloradamente, compartieron opiniones e incluso Bielsa se atrevió a preguntarle a Guardiola: “¿Por qué usted, que conoce toda la basura que rodea el mundo del fútbol, el alto grado de deshonestidad  de cierta gente…aún quiere volver ahí, y meterse además a entrenar? ¿Tanto le gusta la sangre?”. A lo que Guardiola le contestó: “Necesito esa sangre”.
“No concibo otra manera de encarar el partido que no sea ser protagonistas, ir a buscar y hacer nuestro el partido”, apuntó Guardiola y el loco Bielsa argumentó: “Mi equipo siempre ha de ser protagonista, nunca pienso en la espera”. Un discurso parecido y un estilo de juego similar que convergen en dos hombres muy diferentes.

Proactividad:
El sistema de juego de Barcelona se basa en la proactividad: su equipo actúa en lugar de reaccionar, algo que muchas personas no aplican en su vida cotidiana.
Las personas proactivas son capaces de marcar su propio destino, asumiendo las consecuencias de sus actos a través de la iniciativa personal: decidir que queremos hacer y cómo lo vamos a hacer. Y lo hacen cueste lo que cueste.
Proactividad: libertad de elegir nuestra actitud frente a las circunstancias de nuestra propia vida.
La confianza en uno mismo es un pilar fundamental para que una persona pueda ejercer de anfitriona de su propia existencia. Alguien proactivo debe conocer sus fortalezas y sus debilidades, gestionar sus emociones, manifestar y creer en sus opiniones, actuar con decisión, afrontar con actitud positiva los cambios.

Huir de los elogios:
Pep Guardiola se muestra moderado, huye de todos aquellos que lo tildan de perfecto y reconoce en público que tiene sus defectos.
“Creerte todo lo bueno que los demás dicen de ti sólo hará que te conformes con lo que has conseguido, que bajes el listón y que parezcas pedante frente al resto de los mortales”.
Guardiola es humilde como el que más, intenta esquivar como puede los adjetivos exagerados y reconoce carencias. Sabe mejor que nadie que la perfección no existe. Por eso le pone tanta pasión y dedicación a lo que hace: hoy puedes ser el mejor entrenador del mundo y mañana haber llevado a la ruina a un equipo.
Los elogios hacen que sobrevaloremos lo conseguido, llevándonos a un estado de relajación, a la arrogancia o a ambas cosas.
“El halago debilita a aquel que lo recibe. Este deja de ver sus defectos y se idealiza a sí mismo, por lo que esas cosas excelentes que había alcanzado acaban por marchitarse y volverse en su contra”.
Nadie es más que nadie, todos somos capaces de lograr aquello que nos proponemos sin necesidad de quedar por encima del resto. Así que hay que mejorar día a día y mantener una buena relación con la gente que te rodea, no dependas de los elogios.

Excelencia:
“La excelencia moral es resultado del hábito”, dijo el filósofo Aristóteles.
Un deportista de élite no puede competir y aspirar a ganar títulos si no cumple con una serie de hábitos alimenticios, de sueño, de entrenamiento o sea disciplina, que propicien un buen estado físico y mental para disputar una competición. Hay que hacer un esfuerzo muy grande para destacar, pagar un precio.
Llegar al nivel de excelencia sólo lo logran los que tengan más compromiso. Los menos vagos. Los más capaces actúan siempre al máximo. Como dice Ignacio de Loyola: “Alcanza la excelencia y compártela”. Renueva en todo momento la actitud de querer más.

La perspectiva Ogilvy:
“Rodeáte de gente mejor que tú y tendrás una empresa de gigantes. Rodeáte de gente peor que tú y tendrás una empresa de enanos”.
Guardiola investiga, estudia, analiza a sus rivales. Conoce a los suyos, dispone de sorprendentes y desequilibrantes alineaciones y cambios, ofrece triunfos, gran brillantez creativa. Su equipo de trabajo es tremendamente competitivo. Convencido en lo que hacen como equipo.
“Tengo la teoría de que los mejores anuncios vienen de las experiencias personales”. Porque las experiencias personales ayudan a crecer como personas y a mejorar en nuestras diferentes disciplinas.
Saber perder:
No se puede ganar siempre. La vida da sorpresas agradables, alegrías, triunfos personales y colectivos. Pero también nos encontramos con situaciones en las que no todo sale como nosotros queremos. Ahí es donde reside la fuerza mental de cada uno.
Una característica de los campeones, dentro y fuera del campo, es saber perder y asumir con dignidad las derrotas.
“Si ganas después… será gracias a una derrota”.  Si se asume correctamente, si se mejora a partir de esa derrota, y corriges. Si se asumen los propios fracasos con dignidad se pueden introducir cambios significativos positivos en nuestro proceder, mejorando nuestro juego para que se den los resultados que queremos.

Evitar la soberbia:
Actuar sin soberbia nos ayuda a avanzar en nuestro camino sin levantar envidias y, sobre todo, nos obliga a permanecer atentos a lo que sucede a nuestro alrededor.
Si quieres que tu grupo te imite en algo, lo mejor es predicar con el ejemplo, eso lo hace Guardiola. Consciente de que cualquier rival puede ganar y de que cualquier jugador puede creerse más que el resto, adopta una actitud humilde y sensata basada en el trabajo bien hecho.
“Donde hay soberbia, allí habrá ignorancia; más donde hay humildad, habrá sabiduría”, apuntó el rey Salomón.
A Guardiola, la experiencia le ha demostrado en diferentes ocasiones que creyéndose superior al resto, no va a ninguna parte.  Ejemplo, Zlatan Ibrahimovic. Su ego personal y sus ganas de ser el mejor le convirtieron en un jugador individualista, incapaz de jugar en equipo y mucho menos de reconocer que él no era la estrella indiscutible del equipo. Consecuencia: un año más tarde, salió por la puerta de atrás en Barcelona, dejando una imagen de prepotencia y soberbia que no caza con los valores de los azulgranas.
“El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es ser humilde”, de Ernest Hemingway.

Una segunda familia:
Siempre pendiente de que el grupo se convierta en una segunda familia, de que los nuevos se adapten lo mejor posible y de comunicarse con sus jugadores.  Pep Guardiola, lo promueve porque sabe que la unión hace la fuerza.
En el ámbito laboral, si diriges a un equipo y quieres que sea una pequeña familia, debes incentivar las buenas relaciones para que el compañerismo surja de forma natural.
Guardiola se esfuerza para que los jugadores se sientan en casa, espera que encuentres en el equipo a una segunda familia, especialmente los recién llegados. Que los jugadores se entiendan y se lleven bien entre ellos para que el trabajo colectivo triunfe por encima de los individualismos.
Gran parte de los éxitos del Barcelona se debe a la buena relación y a la exigencia total que existe entre sus jugadores.
Si el grupo decide hacer una comida para pasar un buen rato y conocerse mejor fuera del lugar de trabajo, Guardiola prefiere mantenerse al margen: es posible que delante de nuestro jefe no estemos plenamente relajados ni nos mostremos tal como somos.
Podemos ser amigos de nuestros subordinados, pero tampoco hace falta que estemos todo el día juntos; en ocasiones la confianza merma el respeto que debemos tener a nuestro jefe.
Evitar las confianzas excesivas pues pueden ir en contra nuestra, es un seguro de vida para nuestra proyección laboral.

Cada cual es único:
Pep Guardiola es un gran gestor de grupos humanos.
No es necesario tener un máster en psicología, pero cuantos más conocimientos se tengan sobre el funcionamiento de la mente humana, mejor serán las relaciones entre el jefe y el empleado.
Guardiola se destaca por la buena relación y el conocimiento que tiene de la forma de ser de  sus jugadores.
En la campaña en la que participó para Banc Sabadell, el de Santpedor  -Guardiola-  explica una historia que reproducimos a continuación: “Hay un entrenador de voleibol argentino, Julio Velasco, que revolucionó ese deporte en Italia y lo ganó absolutamente todo. Tenía interés en conocerle y me contó que el -todos sois iguales-  es la mayor mentira en el deporte porque no todos deben ser tratados de igual manera.
A cada uno, para sacarle lo mejor, seguramente tienes que invitarle a comer fuera del centro de trabajo, a otro reunirle en el despacho, a otro hablarle más de táctica y al contrario, a otro lo que hace todo el día en su tiempo libre y encontrar qué decirle, qué hacerle, cómo engañarle y seducirle para llevarle a tu terreno, a tus ideas, y conseguir lo mejor de ellos porque dependemos de ellos. A unos les va bien que les corrijas delante del grupo pero a otros no porque se sienten  ofendidos, otros disminuídos.
Y es que sólo conociendo a los tuyos puedes ser capaz de sacar lo mejor de ellos.

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