miércoles, 16 de mayo de 2012

COSAS DE UN DIEZ DE UN ENGANCHE O MEDIA PUNTA.

COSAS DE UN DIEZ DE UN ENGANCHE O MEDIA PUNTA.

Indudablemente son clase aparte. Se distinguen por eso además de su clase, la calidad con que tratan la pelota y como asumen su rol en el juego: con inteligencia pura. No son nada fácil manejarlos dentro del grupo, pues son capos del juego en la cancha y quieren trasladar ese privilegio al vestuario y no les agrada mucho que les pongan límites. Pero son singulares, inigualables, de raza aparte, especiales, de talento puro en el juego, sino pregúntenle a Riquelme, D´Alessandro, Mancini, Maradona, Arboleda, Carrasco, Bochini, Valderrama, Tévez, Alex Escobar, Palacios, Uribe, Cubillas, Umaña, muchos más, por eso acá te traigo algunas declaraciones de un diez, enganche, mediapunta, armador, llámalo como quieras, y observa cómo piensan, sienten, reaccionan, viven el fútbol. Se trata de Angel Alejandro “Matute” Morales, diez argentino.

“El gran problema del fútbol actual es la formación. No hay especialistas. El 4 no sabe si es carrilero, 4 o 2, pues se busca que todos jueguen de todo y al final nadie juega de nada. Y aparte no se juega a nada. Riquelme es el único que pone una pausa a toda la vorágine actual. Una pausa adentro y una pausa afuera, porque Riquelme es enganche hasta cuando declara”.

“Hoy si decís enganche, para los técnicos de inferiores es mala palabra, casi como tener una pierna menos (risas). Antes el arquero era quién tenía menos posibilidades, ahora le toca al enganche, entonces debe buscar la forma de complementarse, de ir por afuera, de jugar de media punta. La moda está así ahora. El enganche es una especie en vías de extinción”.

“Podría haber llegado más lejos en mi profesión, si me hubiera cuidado más en la alimentación, en el descanso, en cumplir lo que me pedían en los entrenamientos. Me gustaban las prácticas con pelota. No me bancaba hacer la pretemporada, y no las hacía como correspondía. Los técnicos algunos me retaban, algo me decían, pero como después lo suplía con mis jugadas, quedaba ahí. O en una práctica decía que tenía un tirón en un músculo y listo, salía, siempre podés acusar algún dolor. Igual tuve mis cruces con algunos entrenadores”.

“Por ejemplo, en Italia fui muy caprichoso, pensaba que el fútbol italiano tenía que adaptarse a mí y no yo al fútbol italiano. Me costó muchas multas. A veces llegaba tarde a las prácticas, y como no me hablaba con el técnico, el equipo jugaba el domingo y yo me iba a conocer el país, ni iba al partido. De bronca, cuando mis compañeros corrían para un lado en un ejercicio, yo corría para el otro. Una locura total”.

“Jugaba en la villa. Se jugaba en el asfalto, así se le decía porque era la única parte de la villa donde había asfalto. Ahí te curtís de verdad. Jugaba con gente más grande y las patadas eran terribles. Aparte, no existía réferi. Se jugaba por la Coca y el sándwich y muchos partidos terminaban a los piedrazos, porque el que perdía no le gustaba pagar. Yo me escapaba de casa y no avisaba, el problema era a la vuelta. Te tenía que gustar mucho jugar a la pelota para irte a jugar. Mi viejo laburaba y mi vieja con siete hijos tenía bastante para ocuparse, al descuidarse me escapaba. Se hacía de noche y salían todos a buscarme. En la puerta me esperaban los dos paraditos y me pegaban con lo que había. Ahí aprendí a gambetear, en realidad aprendí a saltar, ahí me hice enganche de verdad (risas). Tenía 6 u ocho años y andar por ahí era demasiado peligroso”.

“Nunca salí a robar ni me tenté con drogas. Nunca me tenté con nada raro, aunque tuve amigos que sí. Igual, en esa época no se mataba, lo más común era ver a una mujer un domingo corriendo a su marido con un cuchillo porque había venido borracho”.

“En Italia tuve primero un Opel Tigre, daban descuento del 50% y para mí era un autazo. Pero en el primer entrenamiento empecé a ver las máquinas estacionadas: Ferrari, Jaguar, Mercedes. Ahí mismo pensé: No puedo ser el 10 del equipo, el reemplazante de Mancini y llegar con un Opel. Entonces fui a la Mercedes , que nos hacía un descuento menor y elegí uno de los mejores. Me salió una fortuna, y la fui pagando, pero el hecho era llegar con un caño y que en principio me respetaran por el auto, al menos”.

“Opino sobre Barcelona que es fácil entender el modelo Guardiola, lo difícil es llevarlo a cabo. Tener la pelota, por ahí pasa. Lo que menos le importa al Barcelona es el gol, le llega naturalmente, sin buscarlo. Primero te ganan psicológicamente, porque tienen el 80% de posesión, a los cinco minutos ya te llegaron diez veces. El gol cae solo. No se obsesionan por el gol. Hablé de eso con Pep, me contó que Cruyff le marcó mucho. Cruyff les decía que si llegaban cansados al entretiempo era porque estaban jugando mal: están corriendo de más, les decía. Eso le quedó grabado”.

“También debo decir que Pep era un referente para mí. Estar con él en México fue grandioso. Hablábamos mucho de fútbol y como le dieron auto apenas llegó lo usaba de chofer, pues me pasaba a recoger todos los días, también salíamos a comer con todos los demás jugadores. Una vez me preguntó cuál era el gol ideal para mí y le contesté que era gambetearme a todos, después meterle un caño al arquero y definir de taco.
El me contestó que su gol ideal era que se la pasaran todos los jugadores del equipo a un solo toque. Ahí me dio la pauta de que el tipo ya tenía todo pensado”.

“Fui un rebelde porque quería que todo el mundo se adaptara a mí. Quería que se jugara como yo quería y cuando se llega a un país nuevo, tenés que poner lo tuyo pero ser más abierto a adaptarte a lo que te piden. En Huracán antes de dejar el técnico me mandó a seguir al 4 de Argentinos todo el partido. No daba más, así que llegamos al entretiempo y le dije: no juego más. Me saqué del equipo, no era para mí”.

“En México, en la ciudad en donde jugaba nos aconsejaban: no se les ocurra mirar ni decirles nada a las mujeres, porque puede ser la esposa o la novia de un narco y se te acaba el partido. Así que íbamos a un shopping pero siempre mirando a la vidriera, contra la pared, sin sacar la vista de ahí”.

“Me lo dijo Guardiola: el trabajo de técnico es una mierda”.

“Messi es una cosa cuando está en Barcelona y otra en la selección. Ahí se nota, para mí, que las ideas de los técnicos están por encima de los jugadores. Messi allá gambetea de a cinco y cuando tiene que tocar, toca, y juega en función de equipo. Acá le cuesta y se convierte en uno más. Por algo Messi dijo que Guardiola era más importante que él para el Barcelona”.

cortesía de El Gráfico