domingo, 13 de noviembre de 2011

UN LÍDER DE GRAN UTILIDAD

UN LÍDER DE GRAN UTILIDAD EN LA CANCHA PODRÍA NO SERLO FUERA DE ELLA

Un líder de gran utilidad en la cancha podría no serlo fuera de ella. Este justamente parece ser el caso de Jorge Valdivia.

Es tarde en la noche, estás cansado pero la conversación y el grupo de amigos está de lujo. Miras el reloj y ves que la hora te alcanzó, deberías ir a descansar para trabajar al día siguiente así es que comienzas a levantarte del asiento y le anuncias a tus amigos que te vas.
“¡Quédate un rato!”, grita uno del otro lado. “Una más y nos vamos”.

¿Qué hacer en esa situación? ¿Te dejas llevar por tu amigo y te quedas en la fiesta o te vas a descansar?

Supongo que a alguno de los cinco jugadores de la roja que fueron marginados la pregunta se les tiene que haber pasado por la cabeza. Lo supongo porque hubo otros que estuvieron en el famoso bautizo y sí llegaron a la hora. En el momento de decir: “Me voy” no sucumbieron a la presión externa de sus amigos y sí se marcharon.

Seguro no fue fácil, y lo digo porque he estado en la situación, como creo que la mayoría de todos lo hemos estado, pero seguro la decisión depende de con quién me encuentre en el momento y de la capacidad de cada uno de decidir y darle importancia a las cosas.

Lo primero creo que es entender que en todo momento decidimos.
En el momento en que señalamos: “Ok, nos quedamos a un trago más”, estamos ordenando nuestras prioridades.

Lo segundo es comprender la responsabilidad del líder que motiva a sus amigos a quedarse.
Jorge Valdivia no tiene un adecuado control de si mismo.

Hay varios tipos de líderes, pero en un equipo deportivo esto no funciona exactamente igual que en una organización o en una empresa, ya que en ese sentido un líder de gran utilidad en la cancha podría no serlo fuera de ella. Este justamente es el caso de Jorge Valdivia.

Dentro del campo de juego “el mago” por su habilidad y éxito con la pelota de seguro llama la atención de sus compañeros. Los emociona con sus movimientos y pasión por ganar (algo muy importante en un líder), pero es alguien que no tiene un adecuado control de sí mismo. Es probable que debido a su habilidad innata y la diferencia que marcaba en el equipo desde niño se le dejaron pasar situaciones que a otros no.

Lo recuerdo en los tiempos que hacía deporte. Jugué béisbol por muchos años y aunque nunca fui una estrella, siempre fui disciplinado, e incluso llegué a una selección nacional a los 19 años.
Recuerdo que muchas veces era de los primeros en llegar a la práctica de mi equipo, pero también que a aquellos que eran realmente “buenos” se les perdonaba todo. No importaba la hora a la que llagaran entraban de titulares y como eran de aquellos que nos emocionaban y nos motivaban con sus actuaciones en la cancha, obviamente nos daban ganas de seguirlos, de imitarlos y ser como ellos.

Las conductas en los grupos se comparten y se contagian. Un estudio publicado en la revista Wired en septiembre de 2009 muestra como ese comportamiento se copia con los años en sujetos con obesidad y en el dejar de fumar, donde por ejemplo notaron que cuando un fumador dejaba de hacerlo, era 36 por ciento más probable que sus amigos lo hicieran también.

Allí es donde reside la responsabilidad de un líder, sin embargo, no todos están preparados para influir de manera positiva en sus compañeros.
Desde el punto de vista del crecimiento personal la idea es ver la responsabilidad primero como líderes de nosotros mismos, tomando decisiones soberanas y conscientes según nuestros objetivos, y después ver cómo influencian nuestras acciones a los otros, porque cada una de nuestras acciones tiene repercusiones en nuestro entorno, y las actitudes de Valdivia tuvieron efecto entre sus compañeros.
Pablo Morano/ emol.com- Chile

El entrenador como líder tiene que esforzarse en lograr que el plantel sea influenciado por jugadores que tengan un gran control de sí mismos. Estos jugadores son el verdadero tesoro del entrenador. Son los más capaces, los más apetecidos en el mercado futbolístico por su actitud frente a la responsabilidad que se tiene y se gestiona desde el vestuario. Pues el entrenador se encarga de las palabras para convencer con un discurso coherente, toma decisiones justas en procura de proteger el objetivo de todos, marca el camino, hace respetar una idea, y los jugadores son los que se encargan de los hechos, pues con su accionar hacen realidad en la cancha y fuera de ella, las intenciones de toda una fanaticada, que ilusionada está detrás apoyando a su equipo.

“SIEMPRE UN LÍDER EN EL EQUIPO NO SERÍA BUENA NOTICIA, LO IDEAL ES QUE CADA INTEGRANTE SEA CAPAZ DE AUTOLIDERARSE A SÍ MISMO.
EN EL QUE CADA UNO SE SIENTA LÍDER DE SI MISMO.
ESE ES EL EQUIPO QUE PUEDE TRIUNFAR”.

Sobre este tema decía siempre Vicente Del Bosque: “Si siempre es difícil mandar, mucho más debe de ser hacerlo sobre gente que gana más que su jefe, como ocurre entre los entrenadores y futbolistas.

Es una labor muy dura, durísima la que tienen hoy en día los entrenadores, pues se enfrentan a un gremio que se define por tres parámetros: pocos años, formación justa (aunque esto ha cambiado para bien en los últimos años) y mucho dinero.

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