lunes, 20 de diciembre de 2010

UN CUENTO.

UN CUENTO.


Pienso que el entrenamiento habrá comenzado hace más de media hora. La angustia empieza a invadirme, pero debo tener calma. Hoy es martes, primer día de entrenamientos de la semana del equipo profesional y no puedo faltar pues las entrevistas que haga las esperan con expectativa, no sólo el director del programa deportivo en la emisora sino los oyentes.
Tomé apresuradamente el bus en el centro de la ciudad. Como todos los días. Justo hoy que tengo prisa no sé porque va tan lento. Reviso mi grabadora mientras tanto, sí, digamos un poco antigua pero gracias a varios arreglitos todavía es efectiva. Las pilas están bien, son nuevas, no hay problema. Las preguntas las llevo, haber aquí anotadas en esta libretita. Debo memorizarlas para que todo salga como tiene que salir, bien.
Luego de casi cuarenta minutos, bueno ya casi voy llegando. Uff, bien llegué, bajo corriendo y me esperan cerca de doscientos metros hasta el borde de la cancha. Voy corriendo, a medio camino viene un coche último modelo atrás mío. Me pita para que me aparte y sigue raudo en busca del parqueadero improvisado al lado del edificio que sirve como sede deportiva del equipo profesional. Ni siquiera me mira, menos me va a saludar.
Ah, pero es un jugador. Si es la última revelación de nuestro equipo. Pero claro me acuerdo que hace dos años atrás, este mismo jugador era un escuálido jovencito, seguro que su situación en esos tiempos en cuanto a alimentación no era la ideal para un deportista, también me acuerdo que iba a los entrenos en el bus del equipo, su ropa era la de un muchacho de un estrato muy humilde, su morral, sus tenis, así lo testificaban. Loción? Celular? Zapatillas de marca costosa? Cadena en el pecho? Reloj caro? No. Seguro que no, no tenía nada de esas cosas.
No, no puede ser yo llevo cerca de 38 años en mi labor como reportero deportivo y viniendo siempre en bus. No he podido ahorrar ni para comprarme una bici y este jovencito, que no lleva ni treinta partidos profesionales, ya anda en un coche nuevo. Bueno, bah, la vida tiene éstas cosas injustas diría yo y no puedo dejar que me derrumben. ¿Pero, Será que ese muchacho entenderá lo que le está dando la vida y el fútbol? ¿Será consciente de que él también debe devolverle al fútbol todas las distinciones recibidas?
¿Se dará cuenta de lo que me pasa a mí y también a muchos hinchas que para poder vivir tenemos que hacer grandes sacrificios? ¿Ah y el esfuerzo que hace el hincha para sacar de su salario el dinero para comprar la boleta e ir al estadio a ayudarle a ganar? Cómo duele darse cuenta de que con todos los privilegios económicos, el reconocimiento cariñoso de hinchas, el hacer como profesión, lo que más felices vuelve a los hombres que es jugar; duele ver como desaprovechan algunos estas oportunidades que les da la vida y no tienen sentido de pertenencia hacia el club que los preparó y los lanzó, no tienen respeto y entrega a su ciudad y sus hinchas, compromiso con sus familiares para darles un mejor nivel de vida, ni siquiera compromiso con ellos mismos para sacar el mejor provecho y la ocasión de hacer historia y realizarse como hombres de bien y comportarse como un profesional completo, dignificando de paso la profesión de futbolista.
Bueno, también es cierto que nadie los prepara para encarar estas situaciones. No es fácil mantener la cordura cuando te dan solo para el pasaje de bus y de pronto ganas 15 millones al mes. Pasan a ser el sostén de una familia. El padre es superado de una por el hijo quién inconscientemente comienza a decidir cosas en el seno del hogar y los demás a otorgarle una autoridad y autonomía de cacique sin tener la más mínima noción de lo que está sucediendo. Entran a un mundo totalmente nuevo. Los vecinos atisban por detrás de las cortinas mirando con envidia la transformación que sucede en la casa de los vecinos. Es todo un acontecimiento cuando ellos van al supermercado y entran con paquetes descomunales cuando antes eran paqueticos iguales a los de toda la cuadra. Menudo lío. Ahora también es el personaje de la cuadra. A una señal suya todos corren a atenderlo. Crack, ídolo, personaje de novela, ahora es lindo, mija le dice una vecina a su hija invítalo a comer o que te invite a salir ya tienes mi consentimiento es que es tan buena gente,agrandado? o son los otros los que lo van viendo como en un pedestal, el mejor cuando juega bien, borrachón cuando no juega bien, etc.

Si. Es una situación dificilísima de comprender y mucho más de manejar. Todos queremos que el nuevo crack se comporte diez puntos cuando, si acaso se le ayudaba solo con lo del bus. Es en las divisiones menores en donde está el momento para orientar y dar herramientas de apoyo al futuro deportista de élite. Sé que eso no garantiza nada, pero al menos le estaremos dando la oportunidad de experimentar en teoría muchas cosas con las que se encontrará más adelante en su profesión.

Una reflexión de José Saramago: cuando yo muera…….si se pusiera en la lápida algo, podría ser así: aquí yace, indignado fulano de tal. Indignado, claro, por dos razones: la primera, por no estar vivo, que es ya un motivo bastante fuerte para indignarse y la segunda, más seria, indignado por haber entrado en un mundo injusto y haber salido de un mundo injusto. Pero hay que seguir, hay que seguir andando….hay que seguir…

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